domingo, 13 de enero de 2013

Varios: Fraga, Durán y algo más

La prodigiosa cabeza en la que cabía el Estado
Sí, el prodigioso cambio de Fraga, de ministro de Franco, candidato frustrado a la presidencia del gobierno, como llegó a convertirse en el paladín del galleguismo por puro cálculo electoral: había que ganar elecciones, aunque para ello hubiese que convertirse al galleguismo cordial. Mucha gaita, mucha queimada, mucha boina.....y así nos luce el pelo. Para mí tuvo mérito hasta que se pasó a la Xunta de Galicia: el de alguien que contra viento y marea, levantó un partido de la nada y llegó a segunda fuerza nacional, un tesón y un coraje excepcional. Cuando llegó a Galicia y abrazó la administración única, la normalización lingüística y el paripé galleguista se acabó Fraga Iribarne.

Ahora resulta que Durán nos hace falta, ¿tan débil es el gobierno de España que necesita al cojo manteca de Durán para aplacar a Más y al Oriol?. ¡Venga ya!
Esto es una epidemia, primero Carlos Herrera y ahora Ignacio Camacho, ¡en qué poco valoran España para fiar su continuidad a los votos del partido de Durán!

El Estado «regala» más de 2 millones al año en despachos y coches a los expresidentes

Los autonómicos: si antes  no servían para nada, menos ahora de jubilados.
La jugada de Zp: asegurarse dos sueldos, el de ex-presidente y el de consejero nato del Consejo de Estado (modificando la ley para ello). Menos mal que Montoro le cortó las alas.

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Llegó la hora del ajuste 

¿No echan de menos la mención a alguna administración?. Una referencia a los 17 parlamentos, a los tropecientos consejeros (y consejeras, para hacer también el gilipollas con la ideología de género y no se nos olvide nadie). Una administración autonómica tiene: presidente, consejeros y sus gabinetes, direcciones generales, subdirecciones generales, asesorias, jefaturas de servicio centrales y tantas provinciales como provincias tenga la autonomía, jefaturas de sección centrales (Santiago) y tantas jefaturas como provincias tenga la autonomía, jefes de negociado, y luego todo el personal de cada uno de esos departamentos. ¿No habría mucho que recortar aquí? Pues todo.
Aquí hemos confundido la descentralización administrativa con la descentralización política, dando por resultado que el dinero se nos va a manos llenas sólo en pagar la administración política, rompiendo la unidad de mercado y las economías de escala. España no se lo puede permitir, ni por coste, ni por eficiencia ni por corrupción y no digamos por los nidos de traidores que anidan en la Generalitad catalana y vasca. Por otro lado, nadie habla de suprimir el concierto vasco ni el régimen foral navarro.
Todo esto es un cuento chino hasta que no se acabe con el regimen del 78.