viernes, 9 de marzo de 2012

'¿Qué puedo hacer yo por España?'

Hace dos meses que no escribo nada, lo cual algunos habrán agradecido. Pero voy a darles un disgusto y vuelvo a la carga, esta vez comentando las declaraciones del Kennedy español, D. Juan Roig, el presidente de Mercadona, gurú del momento, con el que coincido en algunas cosas y discrepo en muchas otras.

En primer lugar, dejar sentado que Mercadona es un gran ejemplo de orientación al cliente, de ahí su éxito, una cadena bien organizada y orientada a satisfacer las necesidades del cliente, buenos precios, sensibilidad comercial y además, trata muy bien a los celiacos. Creo que, al igual que los consumidores, el personal de Mercadona presenta unos índices de satisfacción muy elevados por trabajar en esa estupenda empresa. Enhorabuena por sus éxitos.

Pero dicho lo cual, me gustaría comentar sus últimas declaraciones:

1. - Ha apostado por "frenar el derroche" de los años anteriores a la crisis eliminando "lo que no añada valor", aunque ha descartado "recortar por recortar". Bien, hay qué preguntarle al Sr. Roig qué es lo que marca la diferencia entre aportar valor o no aportar valor pero, quedando eso por dilucidar, hay una cuestión que no es baladí: recortar por recortar ¿es necesario o es un capricho neoliberal?.

Primero, nadie está recortando por recortar, sino por necesidad imperiosa de un déficit infumable e infinanciable pero, en segundo lugar, aunque no estuviésemos en crisis total, recortar por recortar siempre sería sano y saludable, para alejar el parné de las garras de los políticos y funcionarios y que esos dineros "volasen" de nuevo al bolsillo de los ciudadanos para que cada cual decidiese en qué gastarlo o ahorrarlo.  Frente a gastar por gastar, lo cual es corrupto en sí y genera corrupción a mansalva , recortar por recortar es útil y un ejercicio de higiene.

Y añade: estar "en contra de recortar por recortar" y abogó por adoptar "medidas disuasorias" para "frenar el derroche" existente en sanidad, educación y justicia porque la gente piensa que "todo es gratis".

Y yo le digo que la gente no va al médico a pasar la tarde, que va porque no tiene otro remedio y se encuentra que, ante un sistema ineficaz, no puede optar a irse con la competencia, como pasa con la alimentación.  Si te encuentras que para hacerte una radiografía te dan vez para dentro de 6 meses, los ciudadanos que sólo cuentan con la sanidad pública oficiall se tienen que joder o pagársela de su bolsillo. Me pregunto cuánto sufrimiento y dolor está acarreando nuestro ineficaz sistema de sanidad pública, todos conocemos casos de gente con dolor y verdaderamente enferma que es enviada de vuelta a casa a la espera de ser llamada para operarse.El puto ESTADO DEL BIENESTAR que tanto defienden los que viven de forma privilegiada a costa de nuestros impuestos.

Pero si la competencia es sana para las cadenas como Mercadona, también es sana para la sanidad, la educación y en menor medida la in-justicia.

Si los hospitales públicos compitiesen por los recursos con los hospitales privados otro gallo cantaría. Los que tenemos la suerte de disfrutar de un seguro privado, cuando la sanidad pública no funciona (listas de espera) nos escapamos con nuestra tarjetita al seguro privado y tan a gusto. Pero muchos millones de personas no pueden pagar un seguro privado ni su empresa tampoco y tienen que acudir a un sistema público (¡oh Dios del Estado de Bienenestar!) donde le van a despachar con suerte en unos cuantos meses lo que en un hospital privado te lo arreglan en un día. ¿Por qué?. Porque tienen interés y cuánto más trabajan más cobran.

En Sanidad, la lista de espera para hacerse una simpe radiografía es de 6 meses. Y lo digo porque lo conozco y en primera persona y conozco casos peores y más graves.

Pues bien, si exigimos competencia a la sanidad pública con la sanidad privada, tenemos que darles a los ciudadanos la posibilidad de escaparse a la sanidad privada y que la sanidad pública vea bajar sus presupuestos por ese "castigo" de los ciudadanos a su mala gestión. De ahí, podemos enlazar con la idea de que recortar por recortar es sano ya que cuando tienes que competir tienes que disponer de agilidad para llevar los recursos (siempre escasos) a las necesidades más acuciantes.

Lo mismo para Educación: los que están contra los recortes de interinos y contra el mejor aprovechamiento de los recursos son los que menos trabajan , los privilegiados por el sistema que no quieren que el sistema con el que viven tan bien pueda cambiar. Miren si no sus jornadas laborales y comparen.

En este caso, hay que felicitar a Esperanza Aguirre y animarla a seguir por ese camino y profundizar en la reforma de la función pública.

Y por último, de la justicia ni hablemos: además de injusta, lenta e ineficaz ahora pretenden que se pague más y que se pague antes (sin esperar a sentencia final). De Justicia no voy a extenderme, sólo comentar el auto del TSJC respecto al tema inmersión lingüística en Cataluña para imaginar lo que pienso de esa mierda de justicia en esta mierda de país, antes llamado España y ahora 17 fragmentitos de restos de España. ¡La justicia para el que pueda pagársela!, ¡el pobre que desista!


2.- Alude a los "bazares chinos" como ejemplo de esfuerzo. De los bazares chinos habría mucho que hablar, es cierto que trabajan muchas horas y que siempre están adaptando sus productos a las demandas de los consumidores (otra cosa es su salubridad, la de los productos digo). Pero la pregunta es: ¿son competencia leal?. ¿hay mafias detrás?. ¿Pagan seguridad social por sus trabajadores?, ¿cotizan los mismos impuestos que los otros empresarios establecidos en España?  No sé por qué hay que tomar como ejemplo a los chinos, cuando hay miles de tiendas de barrio de toda la vida, que todos recordamos, abiertas de sol a sol y con similar orientación al cliente, aportando el valor añadido del conocimiento y el buen trato. Pero si le gustan los chinos sus razones tendrá. A mi ya el olor bestial a plástico me tira para atrás.

3.- Pero lo mejor de todo es que este hombre quiere ser recordado por invitar a los ciudadanos a preguntarse "¿Qué puedo hacer yo por España?' y a "pensar en deberes y no en derechos" para superar la "profunda" crisis actual. Este hombre piensa: que "nadie" se libra de haber contribuido a la situación en la que está el país, a la que se ha llegado tras haber "derrochado muchos recursos en corrupción, en economía sumergida, en subvenciones improductivas -a su juicio las subvenciones son el cáncer de la productividad-, en absentismo injustificado -con más de 1.000 personas que hoy no han ido a trabajar pudiendo- y al no desincentivar el paro".

 
Y ya por ahí no paso, me toca la fibra sensible y le digo que yo ya no puedo hacer nada más por España y, como yo supongo que millones de españoles que también se lo han currao; yo si pudiera me iba a vivir a otro sitio donde se pudieran dar las siguientes condiciones:

- pagar menos impuestos y que mi dinero se gestionase mejor.
- que hubiese menos políticos y más honrados y los corruptos a la cárcel.
- que el territorio nacional no se desmembrase en 17 cagaditas autonómicas.
- que cuando decidiese pluriemplearme para poder pagar la universidad de mis hijos el Estado no se llevase el 40% de mis ingresos adicionales.
- que pudiera educar a mis hijos libres de ideologías progres de los colegios públicos españoles.
- que los sindicatos no fuesen uno de los focos de corrupción más importantes.
- que la justicia funcionase rápido y bien.
- que no me intentasen lavar el cerebro con televisiones pagadas con mis impuestos.
- que no se subvencionase a ninguna empresa y en especial a los medios de comunicación para hacerlos afines.
- que pudiera dirigirme a mi diputado al que escogería en lista abierta.
- que cuando me ponga enfermo y me den la baja sea con motivo justificado y sin merma de ingresos en lugar de castigar a todos por el absentismo de unos cuantos.
- que dejasen de meterse hasta en el contrato de la chacha o si castigo a mi hija en casa por haber suspendido o por haberme dado una mala contestación.

En definitiva, que me dejen en paz, creo que después de 25 años pagando impuestos y siendo un ciudadano normal y corriente, no digo ejemplar aunque también podría decirlo, no tengo por qué hacerme responsable de los irresponsables que han arruinado a este país en lo económico, en lo político y en lo moral. Me niego. Y si pudiera me marchaba, pero no está el horno para bollos en ninguna parte.

Quiero ser un ciudadano libre pero no puedo, y eso me angustia. Esto da tanto asco.

¡Ah y no estoy indignado! Para eso los perroflautas. Para cosas serias estamos los demás.