martes, 1 de noviembre de 2011

En dos palabras: allí estuve, el 29 O con las víctimas del terrorismo


Poco puedo decir, fue una manifestación emocionante. 

Triste y alegre al mismo tiempo. 

Ver juntas a tantas víctimas de la barbarie y la violencia irracional, oír sus testimonios, palpar la injusticia a unos metros de tí, sentir en todo tu cuerpo los casos de sangre, dolor, muerte y desolación que han pasado estos españoles de bien.

Que haya una manifestación de las víctimas para demandar que no haya impunidad ya dice muchas cosas , una muy importante la carencia de  justicia en España. Ningún país sensato y de gente de bien haría pasar por éste y tantos otros malos tragos a estos españoles que han dado su vida por el mero hecho de ser españoles, ni más ni menos. ¿Que tipo de gentuza tenemos gobernando? De la peor calaña. ¿Qué clase de personas son estos políticos que se alegran ante el infame comunicado de ETA?. Por el amor de Dios, ¿por qué nos toman por tontos?. No queremos esta paz, no queremos la paz de la rendición humillante de España ante los asesinos, queremos la paz de la victoria, de la rendición incodicional de los criminales, la entrega de las armas, el cumplimiento de las penas y la petición de perdón y resarcimiento a las víctimas y al estado español de todos los daños causados.

Sobre la indignidad, la humillación y la injusticia no se construye la convivencia sino el odio, el rencor y la desesperación.

Alegre por otro lado: el ejemplo de las víctimas, su aguante, paciencia, tenacidad, templanza, valentía y determinación son la prueba fehaciente de que no todo está perdido, personas ejemplares para nuestra juventud, para todo el país, para seguir en la brecha, para luchar por nuestros principios con la ley y el sentido común en la mano, para "seguir sacrificando nuestro bienestar para hacer prevalecer la verdad" (Ernesto Ladrón de Guevara). Por España.