domingo, 28 de agosto de 2011

“Andalucía necesita un tiempo político propio”, por Javier Arenas.

Esa frasecita me llegó al alma. No fue pronunciada por un nacionalista recalcitrante o un radical exaltado, no Sres., prepárense para la sorpresa: la pronunció el Sr. Arenas, candidato por el PP a la presidencia de la Junta de Andalucía. Se alegraba el candidato que, por primera vez en muchos años, las elecciones andaluzas se harían en una fecha distinta de las elecciones generales y por esa causa, tendrían espacio y tiempo político propio.
Tengo para mí que al Sr. Arenas lo que le importa es su tiempo político, el suyo propio, ya está cansado de ser el eterno jefe de la oposición y cree que sus posibilidades son mayores si las elecciones andaluzas se celebran en una fecha distinta de las generales.

Pero la cosa tiene algo más de calado. Nos habla de ese minifundismo político que tanto se práctica en España. ¿Quién no tiene una patria chica más importante que la patria grande? Cuántas veces oímos a muchas personas hablar de la importancia de su pueblo y lo orgullosos que están de él mientras echan pestes de España. El desenfoque es brutal, la lupa se pone en lo minúsculo y se olvida lo grande e importante. En Galicia, sin ir más lejos, parece que los problemas e intereses y la idiosincrasia de los ferrolanos es completamente diferente de la de coruñeses, santiagueses y vigueses. Tan grandes son las diferencias que darían para hacer un parlamento en cada villa, pueblo y ciudad españolas para tratar tan graves e importantes asuntos. 

Cómo no va a pedir el Sr. Arenas un tiempo propio para Andalucía. Ese tiempo propio requiere un parlamento propio, elecciones propias, diputaciones propias, concejalías propias a manta, defensor del pueblo propio, etc.,  etc.

En España, hasta el último mindungui tiene un tiempo propio y algo que decir, aunque no tenga ni puñetera idea de nada. Y los políticos encantados con ello, pues cuánto más zoom hagamos más políticos habrá para dirigir tanto asunto, tiempo y espacio propio.

Mientras tanto, España echa unos zorros.

¿Alguna vez tendrá España tiempo propio?