Creo que los países en los que no se respetan derechos tan básicos como la libertad religiosa, de expresión, de opinión y de asociación, no deberían figurar en las instituciones internacionales. Véase el caso de China, Irán, Cuba, Arabia, Corea del Norte e incluso Venezuela. Están en las Naciones Unidas y otros organismos, donde al darles voz se legítima su sistema político. Los que deberían ser tratados como apestados se sientan a la mesa de la negociación internacional.
Es llamativo que la mayor parte de las dictaduras que todavía existen son de izquierdas. La revolución del proletariado no consigue imponerse con el apoyo del pueblo y la libertad de sus ciudadanos, hay que imponerla por la fuerza.
El caso es diferente en Irán y Arabia Saudita. Además de ser dictaduras -de tipo religioso- para sus pueblos constituyen una amenaza para el resto de la humanidad, especialmente en el caso de Irán por su actitud amenazante al resto de naciones, su expansionismo exterior apoyando a grupos terroristas de otros países en cuyos conflictos interviene y por su más que probable posesión de armas nucleares. Irán es una amenaza para Israel y para el mundo occidental. En eso coincide con Corea del Norte.
Arabia Saudita no constituye una amenaza directa sino soterrada al financiar la expansión del Islam por el mundo entero; está sembrando la semilla de una religión que fomenta el odio y la lucha a lo que es Islam. Es una guerra sin soldados, en la que lo que se busca es que los inmigrantes de religión musulmana no se integren en los países en los que son acogidos y mantengan viva una religión que repudia las tradiciones y costumbres de esos países con la intención de algún día llegar a dominarlos y someterlos a sus leyes religiosas.
Los países liberales europeos se encuentran en una dífícil disyuntiva: el respeto del principio tradicional de libertad de sus ciudadanos -entre ellas la religiosa- y su misma supervivencia como país de libertades. Hoy por hoy, es difícil compaginar Islam y libertad, tal y como los occidentales la entendemos.
Esta decisión de Noruega exigiendo reciprocidad es un buen comienzo para que sigan cayendo muchos velos y complejos del multiculturalismo y falsa tolerancia. Otros países deberían seguir su ejemplo, al igual que el caso de Francia con el burka o el reciente cambio de gobierno de Holanda, donde el Partido por la Libertad -liderado por Geert Wilders- ha entrado en el gobierno.
Este caso, el de Holanda, es sintomático de la estupidez del buenismo al mando: se tilda de ultraderechista y xenófobo a un partido que lo único que ha dicho es que el Corán predica una dictadura de odio peor que la del Mein Kamp de Hitler. Wilders, antinazi y defensor de los judíos, advierte que él no ataca a las personas creyentes del Corán, sino sólo a las ideas: a religión misma y a su libro básico.
¿Es un delito defender que no quieres que tu país sea islamizado teniendo en cuenta lo que ello significa?..
Bueno, pues así están las cosas: pongan Geert Wilders en Google y verán lo que dicen El País, Público, RTVE etc....
Buen día