Vaya por delante que considero que los políticos tienen que dar ejemplo y que nuestro sistema político es carísimo e ineficaz, corrupto y poco-democrático, no fomenta la excelencia (la participación de los mejores)sino la partitocracia y que hay que empezar por recortar los gastos de nuestro desastroso sistema político.
Dicho esto, hablemos de educación. La educación está envenenada de política y por tanto, de ideología. Lo demuestra la cantidad de leyes de educación que se han aprobado desde la restauración democrática mientras los resultados no han dejado de empeorar. No quiero entrar en ese debate, para mi son hechos probados: la educación en España no ha evolucionado positivamente.
Por otro lado, tampoco quiero descalificar a colectivos concretos, no todos los profesores son buenos, ni todos son malos. Los hay buenos y malos como en todas partes. Creo que falla el sistema educativo, preñado de palabrería inútil, falla el sistema de incentivos, fallan los profesores malos, fallan los profesores que hacen política en los centros, fallan los padres que no educamos bien a nuestros hijos y falla la sociedad que no valora y da prioridad a una buena formación.
Quiero traer aquí el interesante artículo de Ángel Martín en Libertad Digital: "Cómo mejorar la calidad de la educación recortando el gasto público"
De este artículo quiero destacar varias conclusiones:
2. Así, las claves del éxito o el fracaso de un sistema educativo no están, principalmente, en la cantidad de gasto, sino en cómo y dónde se gasta y en el esquema de incentivos al que se enfrentan profesores, padres, alumnos y gestores de las escuelas. De manera equivalente, en lo que se refiere a los recortes públicos en educación, lo relevante no es cuánto, sino cómo y dónde, como explican los profesores Antonio Cabrales y Florentino Felgueroso en Nada es Gratis.
3. Otra de las ideas fundamentales que hay que tomar en consideración es la gran importancia de la calidad del profesorado sobre el rendimiento de los alumnos. Según Eric Hanushek, uno de los mayores expertos a nivel mundial en economía de la educación, "ningún otro aspecto medible de las escuelas es ni de lejos tan importante para determinar el rendimiento de los estudiantes".
4. En realidad, sin embargo, aunque la idea parece radical, es de sentido común. Y es que en todas las áreas hay trabajadores que lo hacen bien y otros que lo hacen peor. En un entorno competitivo las empresas tratan de hacerse con la gente competente, y deshacerse de los incompetentes. El problema es que en las escuelas el margen para hacer esto es prácticamente inexistente, para perjuicio de los alumnos y la sociedad en su conjunto.
5.Asimismo, la introducción de una mayor participación del sector privado -ya sean empresas con fines de lucro u otro tipo de organizaciones no lucrativas- o de ingeniosas innovaciones en la educación podría tener el efecto de mejorar la calidad de las escuelas al mismo tiempo que se reduce el gasto público. De nuevo, se trata de responder a la crisis de forma innovadora, tratando de adaptarse a las nuevas circunstancias.
De este artículo quiero destacar varias conclusiones:
- La primera idea a tener en cuenta es que mayores niveles de gasto en educación no garantizan ni mucho menos mejores resultados. Véase la imagen que preside esta entrada.
2. Así, las claves del éxito o el fracaso de un sistema educativo no están, principalmente, en la cantidad de gasto, sino en cómo y dónde se gasta y en el esquema de incentivos al que se enfrentan profesores, padres, alumnos y gestores de las escuelas. De manera equivalente, en lo que se refiere a los recortes públicos en educación, lo relevante no es cuánto, sino cómo y dónde, como explican los profesores Antonio Cabrales y Florentino Felgueroso en Nada es Gratis.
3. Otra de las ideas fundamentales que hay que tomar en consideración es la gran importancia de la calidad del profesorado sobre el rendimiento de los alumnos. Según Eric Hanushek, uno de los mayores expertos a nivel mundial en economía de la educación, "ningún otro aspecto medible de las escuelas es ni de lejos tan importante para determinar el rendimiento de los estudiantes".
4. En realidad, sin embargo, aunque la idea parece radical, es de sentido común. Y es que en todas las áreas hay trabajadores que lo hacen bien y otros que lo hacen peor. En un entorno competitivo las empresas tratan de hacerse con la gente competente, y deshacerse de los incompetentes. El problema es que en las escuelas el margen para hacer esto es prácticamente inexistente, para perjuicio de los alumnos y la sociedad en su conjunto.
5.Asimismo, la introducción de una mayor participación del sector privado -ya sean empresas con fines de lucro u otro tipo de organizaciones no lucrativas- o de ingeniosas innovaciones en la educación podría tener el efecto de mejorar la calidad de las escuelas al mismo tiempo que se reduce el gasto público. De nuevo, se trata de responder a la crisis de forma innovadora, tratando de adaptarse a las nuevas circunstancias.