domingo, 20 de marzo de 2011

"Algunas poblaciones árabes han decidido liberarse de la esclavitud", "es nuestro deber ayudarles". Nicolás Sarkozy



"Algunas poblaciones árabes han decidido liberarse de la esclavitud", dijo y afirmó que estas poblaciones necesitan "ayuda y apoyo. Es nuestro deber. Los ciudadanos libios se encuentran en peligro de muerte y hemos de responder a su llamamiento".

Me pregunto qué hay detrás del ataque de Estados Unidos, Francia y Reino Unido. Tanto ardor humanitario en Sarkozy me sorprende. El no apoyo de USA a Mubarak y Ben Ali parecía una táctica destinada a ganarse a los nuevos gobiernos salidos de unas revoluciones imparables. Ni Ben Ali ni Mubarak se atrevieron a mantener el atrincheramiento que podría dar lugar a sendas guerras civiles. En cambio, Gadafi en Libia está dispuesto a todo para seguir en el poder. El triunvirato, con una Francia decidida a intervenir a toda costa, ha conseguido luz verde de la ONU. ¿Por qué? ¿Ahora le importan a Francia los pueblos que deciden liberarse de la esclavitud? Bienvenido sea ese cambio, pero hay algo que huele a petróleo en este nuevo camino.

Siempre he pensado que las dictaduras, empezando por la China, deberían ser excluidas de la ONU y del comercio internacional; la cubana, la norcoreana, la saudí....., todas sin excepción. Un país que no respeta los derechos humanos y en el que el pueblo no tenga voz y voto no puede participar en la comunidad internacional ni en el tráfico mercantil con los países que sí los respetan con regímenes democráticos.

Respecto a Zapatero, que ha ordenado la participación de unidades de guerra españolas, sin la autorización del parlamento, sobre la base de la existencia de una resolución de las Naciones Unidas, sólo cabe hablar de hipocresía, la misma que comparte con muchos otros políticos, españoles y extranjeros: no hace mucho se abrazaba y firmaba acuerdos con el mismo dictador al que ahora quiere derrocar. ¿Por qué razón?. Porque el dictador se opone violentamente a los rebeldes que le quieren derrocar. La actuación del dictador es de lo más lógica. La actuación de la comunidad internacional no lo parece: se decide tomar partido en una lucha por el poder en un país con la excusa de la intervención humanitaria. Aplíquense, de ahora en adelante, estas nuevas reglas a cuánto conflicto civil se produzca en el mundo en el que se intente derrocar a un gobierno tiránico. Y prepare el bolsillo la ONU y, en consecuencia, los países que financien estas operaciones.

La operación LIBIA tiene muchos interrogantes:

- quien tomará el poder cuando Gadafi caiga.
- cuánto tiempo durará el conflicto: al debilitar a Gadafi pero no destruirlo puede prolongarse bastante tiempo.
- ¿tiene sentido esta operación militar como estrategia de maquillaje para recuperar prestigio en el mundo musulmán y árabe?
- ¿qué pasaría si esto mismo pasase en Marruecos? ¿Intervendría Francia para parar a Mohamed VI?
- ¿qué réditos en términos petrolíferos esperan obtener USA, Francia y Reino Unido?









viernes, 4 de marzo de 2011

Productividad en las aulas

¿Cómo vamos a tener buenos resultados en educación?

El informe Pisa nos situa claramente por debajo de la media de la OCDE, entre 12 y 13 puntos por debajo.

Nuestro sistema educativo expulsa niños a patadas, hay un índice de repetidores muy alto, un 36% de los niños de 15 años frente a un 5% en Finlandia. Por el contrario, el porcentaje de alumnos excelentes es mucho más bajo, de un 3% frente a un 8% de media en la OCDE

Revisando el tiempo lectivo de secundaria y bachillerato, resulta que las estadísticas nos engañan pues nos dicen que un alumno de 3º y 4º de Eso o uno de primero de bachiller tiene 32 horas semanales de clases pero en realidad no son horas de 60 minutos sino de 50 minutos. Es decir, que estos alumnos tienen 27,5 horas semanales en las que reciben docencia de sus maestros y profesores. Si comparamos las horas lectivas en España con el resto de países no parece que estuviésemos tan mal, pero resulta que lo que se computan son horas de 50 minutos: nuestro margen estaría entre 866 y 1027 horas anuales teóricas (varia entre comunidades autónomas), por encima de la envidiada Finlandia que tiene 855 horas. Sin embargo, si aplicamos el coeficiente corrector de los 50 minutos, las 866 horas devienen en 721 horas y las 1027 en 855. Es decir, en el mejor de los casos estamos en el mismo nivel de Finlandia. En el peor de los casos, estamos un 16% por debajo.  ¿Clases de 50 minutos?. Entre que llega el profesor, se sienta y coge el hilo de la clase se han pasado los 50 minutos; seguro que esto se le ocurrió a un pedagogo listillo con el objetivo de evitar que los niños se traumatizasen y los profesores pudieran marcharse antes a casa a comer y no volver por la tarde.

Si la consecuencia, desde el punto de vista de los logros del alumnado,  es un pobre resultado comparado con el de otros países tenemos que ver ahora la otra cara de la moneda: los costes.

En un instituto de secundaria un profesor tiene una media de 16-18 horas de docencia semanales, el resto hasta las 30 horas, ¡vaya Usted a saber! Para nuestros esforzados docentes las jornadas de 40 o 37,5 horas semanales ya son historia lejana de doloroso recuerdo.

Si tenemos en cuenta que un profesor de secundaria es, en general,  licenciado universitario, su retribución bruta mensual está entre 2.300 euros y 3.279 euros dependiendo de los años de servicio. Si a ello  le añadimos los costes sociales, 630 euros y 899€ respectivamente nos daría que el coste por cada hora de docencia de esas 16-18 (70-79 mensuales)  rondaría los 42 euros en el primer caso y 60€ por hora de docencia impartida (incluyendo pagas extraordinarias, que también son de Dios). ¿Dónde está la escasez de recursos? (*) Tenemos un sistema educativo de ricos para generar pobres, los mileuristas del futuro si es que llegan a serlo. El coste laboral por hora es una fracción en la que en el numerador están los salarios nominales (que no son altos en relación a lo que cobraría un licenciado universitario en el mercado libre) y costes de seguridad social pero en el denominador están las horas trabajadas.  No es lo mismo dividir por 40 horas semanales que por 16-18, es obvio. Este sistema es claramente improductivo (output 18 horas de docencia) y además discriminatorio entre los propios funcionarios: sólo haría falta hacer la cuenta con otro funcionario del mismo nivel pero que sí hiciese las 37,5 horas semanales. Hay que añadir que a los funcionarios se les ha intercambiado subidas salariales por días de vacaciones. Miren por ahí a su alrededor y verán que entre vacaciones, moscosos y días sueltos están casi más tiempo fuera de la oficina que dentro, pero esta es otra historia. También está el asunto del horario: los centros públicos, en general, tienen horario de mañana. Muchos padres tienen que optar por la enseñanza concertada por la incompatibilidad de sus horarios de trabajo con los del centro público más próximo. Existe una inadecuación de la oferta pública a las demandas de sus potenciales clientes. Y aun así, a muchos docentes-funcionarios les molesta la misma existencia de centros concertados.

Las dos caras de una moneda que no pegan ni con cola: pobres resultados y altos costes. Un sistema de privilegios que pagamos todos los españoles. Nada contra los profesores, esto va del sistema.

Pero es que hay algo más, hay un ingrediente más en la enseñanza pública española: la ideología política de izquierdas que se ha convertido ya en la cultura de una casta, la docente: el socialismo en las aulas, la progresía. La cultura del esfuerzo, de la excelencia y de la competividad ha cedido el lugar a la cultura de la igualdad de género, a la de la normalización lingüística, observatorios de convivencia, igualdad en la mediocridad y la formación en el espíritu nacional, socialista por supuesto y en algunas regiones también nacionalista. La educación está envenenada de demagogia política.Esto no quiere decir que la mayoría de los profesores participen de esa ideología, no, no es eso. Sin embargo es una minoría fuertemente ideologizada la que domina los centros públicos de enseñanza y los demás callan y consienten. Todo ello aderezado con una legislación intervencionista y paralizante.

Un ejemplo reciente: en Galicia se convocaron varias huelgas en la enseñanza contra el decreto del plurilingüísmo del gobierno Feijoo, incluso antes de que se conociera la versión definitiva de una norma que restituyó, parcialmente, la libertad lingüística cercenada por el bipartito anterior. Huelgas políticas, puras y duras. Nada que ver con la enseñanza. Huelgas de la izquierda socialista y nacionalista.
Y no vamos a disculpar a los alumnos, por supuesto. Siempre hubo holgazanes, ovejas descarriadas que era necesario reconducir. Eso entra dentro de lo normal. El apoyo y control de los padres es esencial pero el de profesores dedicados también. En España no se reconducen, simplemente repiten hasta que se les termina desviando a vías muertas engordando el apartado de los que ni trabajan ni estudian. Pero los alumnos no han diseñado el sistema educativo, simplemente se adaptan a él: cuanto menos esfuerzo mejor. No se le puede pedir peras al olmo. Por definición, el alumno tiende al mínimo esfuerzo. No serán conscientes de que están siendo estafados por la sociedad hasta que sea demasiado tarde: se les vende de-formación a precio de oro.

Asi estamos y así nos va, es lógico.

(*) Nota: en la anterior versión se había deslizado un error de cálculo pues se había obtenido el coste medio de la hora mensual suponiendo 16-18 horas mensuales cuando son 16-18 horas semanales de docencia, esto es, 70-79  mensuales. Con lo que los costes medios bajan notablemente. Aun así, nada que ver con los costes de un trabajador medio de 37,5 horas semanales en adelante (165 mensuales, según el mes)